Día de Muertos por Guillermo Fadanelli

Fadanelli. Autor de Compraré un rifle
(Anagrama, 2004).

El pensamiento de que la vida es el fin de la muerte es, en el universo de Guillermo Fadanelli, una fantasía absurda. En estas viñetas, el autor de Lodo plantea un escenario por completo distinto que cuestiona el límite que, en nuestra imaginación, separa al mundo cotidiano del de ultratumba. Por terrible que parezca, para muchos, todos los días son de muertos.

Día de Muertos


Muerto No 1
Vicente Robles tiene tres hijos y se levanta a las cinco de la mañana. No puede lavarse la cara porque su esposa ha olvidado llenar las cubetas la noche anterior cuando aún corría agua por la tubería. Sale de la vecindad y espera el pesero. Tardará poco menos de dos horas en llegar a su trabajo donde permanecerá hasta el anochecer. A las dos de la tarde, durante la comida, un compañero de trabajo lo hace partícipe de un rumor: "Dicen que nos van a jubilar más jóvenes." Cuando vuelve a su casa dos de sus hijos no están y su esposa intenta llenar un par de cubetas de agua.

Muerto No 2
Martín Pereda estudia computación en la tarde porque durante las noches atiende un puesto de tacos cerca del metro Tacuba. Duerme un rato en las mañanas para restablecerse. Hace dos días tomó el machete que utiliza para cortar la carne y enfrentó a dos clientes borrachos que se negaban a pagar los refrescos. No sucedió nada, pero él está nervioso porque lo amenazaron con regresar. Va a tener que dejar las clases porque son caras y le cuesta trabajo comprender el programa Power Point.

Muerto No 3
Gabriela Fuentes estudia contabilidad en una escuela técnica cerca de su casa. Sus piernas morenas, regordetas, apenas si caben en el hueco de su falda plisada. La portada de su cuaderno luce una fotografía a color de Mijares. Hace apenas tres días era una de las mujeres más felices del mundo porque su escuela fue invitada a un famoso programa de concursos en la televisión. Allí gritó como nunca, levantó las manos y los pies. La cámara se detuvo unos segundos en su rostro radiante. El día, sin embargo, terminó mal porque esa misma noche tuvo una menstruación dolorosa. Como no tenía toallas sanitarias recortó una camiseta vieja que le dió su mamá.

Muerto No 4
Mario Sandoval tiene catorce años y vive con su familia en un departamento del Infonavit. Cuando su padre ve la televisión, él prefiere salir de casa y sentarse en las escaleras del edificio. Ayer el excusado se tapó y lo culparon a él. Su padre lo encerró en el baño y le advirtió que no saldría hasta que destapara el caño. Su hermana más chica se acercaba a la puerta para burlarse: "Mario, ¿ya sacaste la caca?"

Muerto No 5
María Elena Torres va a tener un hijo de su primo, pero a sus padres les dijo que el niño era de Agustín. Como le prohibieron abortar, el padre tuvo que pedir dinero prestado al sindicato para celebrar una boda modesta. Agustín afirma que cumplirá con su obligación y que además va a inscribirse en la escuela nocturna. La madre acompañó a María Elena al centro para escoger un vestido y eligieron uno muy barato: hasta sobró dinero para comprar guantes blancos de algodón. Una noche antes de la ceremonia el padre se emborrachó y le dijo a su mejor amigo: "A pesar de todo, estoy seguro de que mi hija va a ser feliz".

Muerto No 6
Paquito González tiene quince años. Su padre le prometió que si sacaba buenas notas en la escuela lo llevaría a conocer Acapulco. Francisco cumplió con las notas, pero su padre no tenía dinero suficiente para llevar a la familia tan lejos. Les prometió que el próximo año harían ese viaje. Varios meses mas tarde Francisco asaltó una modesta panadería del barrio amenazando a la cajera con un cuchillo de cocina. Cuando se llevaba el dinero un policía le disparó en el cráneo. Francisco no murió, pero ahora tiene ceguera permanente. Su madre, que es una santa, lo lleva cada semana a una clínica del ISSSTE.

Publicado en con|fabulario suplemento cultural de El Universal. 30 de Octubre de 2004.

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